Si en Beijing uno se alimenta como un ciudadano chino gastará diariamente mucho menos dinero que si en el mismo país come como un argentino. En la mayoría de los casos, los gustos occidentales vienen acompañados de pesados escaneos de QRs de AliPay o WeChat, las súper apps que usan todos en China para pagar cosas.
Por gustos “occidentales” nos referimos a un schnitzel (lo más parecido a una milanesa que hay en la capital china), hamburguesas, comida mexicana, pizza o tortilla de papas.
En Jinpangzi Daoxiao Noodles, el lugar que visitamos para preparar este artículo, se puede comer como un pekinés gastando entre 4 y 7 dólares con bebida incluida. Un monto bastante asequible teniendo en cuenta que se trata de un restaurante céntrico, concurrido por locales y extranjeros, limpio, bien atendido y, quizás lo más importante, con platos abundantes y de calidad.
Y también, no menos importante, se puede vivir la full experience Beijing. Pasar cinco minutos en un lugar cono Jinpangzi ayuda a los extranjeros a comprender la cultura china del día a día. Uno se puede encontrar desde grupos de personas que brindan una y otra vez con shots de baijiu -el destilado chino más popular que supera el 40% de graduación alcohólica- hasta individuos solitarios que sorben sus fideos con ruido mientras ven el capítulo de un “TV drama” -como le llaman ellos a la series-.
¿Cuánto cuesta comer en Beijing?
Clarín le pidió a la encargada de Jinpangzi el plato más solicitado por los locales y ella eligió Cerdo troceado en salsa Beijing (un preparado a base de soja y frijoles). Eso, más una gaseosa de mandarina típica de Pekín, costó 42 RMB (6 dólares).
Un dato que sin dudas podría sorprenderte teniendo en cuenta que, a precio de hoy, ese monto equivale a cerca de 6.000 pesos argentinos, una cifra para nada despreciable teniendo en cuenta que se trata de un lugar en pleno corazón de Beijing, a quince minutos en bicicleta de la Plaza de Tiananmén. Mucho menos que cualquier combo de McDonald’s, casi lo mismo que dos empanadas y una lata de gaseosa en Kentucky o, en muchas ocasiones, casi la mitad que muchos platos de pastas que se ofrecen en apps de delivery.
Opciones incluso más económicas son, por ejemplo, la ración de fideos fritos, las sopas con verduras o los pinchos de carne de cerdo, que pueden costar, con bebida incluida, cerca de 30 RMB (aproximadamente 4 dólares).
El menú de este tipo de negocios habitualmente también incluye tofu de espinaca, pollo, pez asado, bambúes, pinchos, alas de pollo, mullido de la piel de soja, pollo frito, cola de langosta picante, cacahuete y frijoles, corazones de verdura, colza blanca, grillo, sopa de fideos, huevo. Y el piso del precio de los platos -sin bebida- es de 18 RMB (3 dólares).
Jinpangzi es un tipo de restaurante de los que abundan en Beijing. No tienen comidas tradicionales pekinesas, como el pato asado o hot pots, pero ofrecen un contexto ideal para adentrarse en la idiosincrasia china.
Un poco más que comida china
Como mencionamos antes, las particularidades de estos locales no solo tienen que ver con su comida: los detalles culturales hacen una experiencia mucho más rica. En el restó al que fuimos hay varios elementos bien propios de los gastronómicos pekineses . Por solo mencionar unos ejemplos: tachos de basura al lado de cada mesa, un cuadro de Mao, ausencia de tenedores y cuchillos, bebida prácticamente a temperatura ambiente.
Lugares como este equivalen al pizza-pasta argentino o a todo restaurante multifunción criollo. Son ideales para que el turista occidental alterne entre comida china y comida propia si su apego a esta última es muy fuerte. Hay que contemplar que, por fuera de las cadenas, los precios de los platos en los restaurantes de gastronomía extranjera -ya sea francesa, italiana o alemana- usualmente no bajan de los 50 RMB.