No solo enfermedades severas pueden dañar el cerebro, sino que existen hábitos que al parecen no revisten mayor importancia y sin embargo con el correr de los años pueden causar un deterioro cognitivo, de la memoria y otros problemas.
“Una lesión cerebral traumática es repentina y causada por un daño producto de un golpe o sacudida en la cabeza. Incluso cuando un objeto entra en el cráneo”, resume MedlinePlus, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Y ejemplifica con algunos casos: caídas, accidentes automovilísticos, lesiones deportivas, maltrato, ser golpeado con un objeto.
Pero por lo general, de inmediato pensamos en un ictus, que deja parte del cerebro sin suficiente riego sanguíneo. También un tumor que deja sin oxígeno una parte; o una enfermedad neurodegenerativa como el alzhéimer, que mata poco a poco a las neuronas.
Pero además de ciertas enfermedades terribles y algún posible accidente, hay algunos hábitos que dañan al cerebro se forma silenciosa. Lo hacen poco a poco, de forma imperceptible.
Los síntomas de una lesión cerebral pueden ser imperceptibles. A veces “se ven normales” o “se sienten bien”.
Pero no hay que caer en la equivocación y ante cualquier signo o duda siempre es muy importante visitar al médico para que brinde un diagnóstico desde su mirada profesionales a partir de los estudios pertinentes.
Qué hábitos son dañinos para el cerebro
Más allá de que parezcan situaciones cotidianas, y muchas difíciles de cambiar, hay que estar atento a los factores que pueden atentar contra nuestro cerebro y salud mental.
En ese sentido, a continuación algunos a tener en cuenta, muchos de los cuáles respalda la Organización Mundial de la Salud (OMS):
Una vida sedentaria daña el cerebro
“En los últimos 50 años, se fue evolucionando a sociedades más inactivas, influidas por un cambio en la actividad laboral, surgiendo así el sedentarismo como un factor de riesgo adicional a la inactividad física”, explica el sitio Madrid Salud.
El sedentarismo afecta la neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para reorganizarse formando nuevas conexiones, que es precisamente cómo aprendemos nuevas habilidades y nos adaptamos a nuevas situaciones en nuestro entorno, amplían los expertos.
Por el contrario, hacer ejercicio por lo menos tres veces por semana mantiene el cerebro bien estructurado y acelera su funcionamiento.
Por otro lado, no realizar alguna actividad física lleva a ese órgano a envejecer y correr más riesgos de padecer alguna enfermedad cerebral.
Exceso de azúcar no es bueno para el cerebro
Video
La buena alimentación es vital para mantener la salud física y mental. Y para ello es preciso consumir las vitaminas adecuadas para, por ejemplo, prevenir el deterioro cognitivo y mantener un “cerebro joven y activo”.
Una dieta no saludable y balanceada van afectando el cerebro hasta trayendo graves enfermedades.
En cuanto al azúcar y los edulcorantes, la nutrióloga Mariana Pérez-Trejo Soltwedel recuerda que al consumir lo light en exceso “no estamos creando hábitos saludables, pues la mayoría de estos productos son procesados… y afectan de una manera negativa a la flora intestinal o microbiota”.
A su vez, los productos con exceso de azúcar, inciden en los niveles de glucosa en la sangre y en la aparición de enfermedades como la diabetes o la resistencia a la insulina.
Falta de sueño atenta contra el cerebro
Necesitamos ocho horas de sueño por noche para que el cerebro descanse, a fin de que los procesos metabólicos se lleven a cabo correctamente con la energía resultante producida, así como para la renovación celular.
Pero para muchos puede resultar una utopía. Menos de seis horas de sueño pueden producir un deterioro de la atención, la memoria de trabajo, la consolidación de recuerdos, la alerta, el juicio, la toma de decisiones y muchas otras funciones.
Obsesionarse con dormir más puede ser incluso contraproducente. Lo más efectivo es crear las rutinas y el entorno adecuados para que el sueño llegue por sí solo.
Soledad, enemiga del cerebro
El cerebro evolucionó para ser capaces de trabajar en equipo y sobrevivir. De allí no es de extrañar que la falta de socialización tenga efectos tan devastadores en la salud del cerebro.
Y advierten que la soledad y el aislamiento social están vinculados con la atrofia cerebral, especialmente en regiones relacionadas con la memoria y cognición, como el hipocampo y la corteza prefrontal, afirman los especialistas.
De hecho, durante la pandemia quedaron comprobados los efectos del aislamiento en nuestra salud mental y nuestra capacidad de socialización.
Estrés crónico causa daño cerebral
Se sabe que el estrés provoca varias reacciones al sistema nervioso, algunas de las cuales reducen la capacidad mental y también aumentan el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y ataques cardíacos.
En este sentido, atravesar un estrés crónico eleva los niveles de cortisol, una hormona que en exceso puede ser neurotóxica. Y estudios científicos comprobaron que pueden llevar a la atrofia del hipocampo.
“El estrés crónico también se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental, como depresión y ansiedad“, explica una publicación del Instituto de Neurociencias Aplicadas.
Los daños causados no solo afectan a la capacidad de formar y retener nuevos recuerdos a corto plazo, sino que también están asociados con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas.
Fumar y beber alcohol son malos para la salud cerebral
Todos saben que fumar es nocivo para el corazón y los pulmones. Sin embargo, el daño que se produce en el cerebro suele recibir menos atención.
“Sabemos que el tabaquismo perjudica a todos los órganos del cuerpo humano”, afirma Adrienne Johnson, científica adjunta del Centro de Investigación e Intervención sobre el Tabaco de la Universidad de Wisconsin, en Madison (EE.UU.). Y sentencia: “El cerebro no es una excepción”.
De acuerdo a la OMS, “quedó demostrado que promueve la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer y de causas cancerígenas”.