El trigo es uno de los alimentos más presentes en la dieta diaria. Utilizado para elaborar panes, pastas, galletitas y una gran variedad de productos, se cultiva en muchas regiones del mundo y es valorado por su aporte nutricional.
Su origen se remonta a más años aún de los que tiene cualquier escritura humana. Según información de la página del Programa Nacional de calidad de Trigo, de la Argentina, a nivel arqueológico “se han encontrado rastros de este cereal en el período Neolítico (año 10.000 a.C. al 2.500 a.C.)”
Se cree también que el trigo ya estaba presente en Babilonia (lo que hoy es Turquía en Asia) por el año 9.000 a.C. Desde entonces, ha sido un alimento esencial para numerosas culturas y ha contribuido a la alimentación de las sociedades a lo largo de la historia.
Para llegar a ser cosechado, el trigo atraviesa diferentes etapas de crecimiento y maduración.
De acuerdo al sitio EOS Data Analytics, el trigo de primavera tarda entre 100 y 130 días en estar listo para la cosecha, mientras que el trigo de invierno puede demorar entre 180 y 250 días, en función de factores como la temperatura del suelo y la disponibilidad de agua.
El éxito del cultivo depende, en gran parte, de cómo se gestionen estos aspectos a lo largo del ciclo de crecimiento.
Estos son algunos puntos a tener en cuenta para obtener una cosecha de trigo exitosa: