El asma, esa enfermedad respiratoria que afecta a millones de personas en todo el mundo, podría tener consecuencias que van más allá de las dificultades para respirar. Un nuevo estudio, realizado por una universidad de Estados Unidos, analiza la relación entre esta condición y la memoria, arrojando resultados que podrían transformar la forma en que entendemos el impacto del asma en la salud cognitiva.
La investigación, publicada en JAMA Network Open, se centró en el efecto del asma sobre la memoria episódica en niños, es decir, la capacidad de recordar eventos específicos. Este hallazgo abre un debate importante sobre las implicancias a largo plazo de la inflamación crónica y los problemas respiratorios en el desarrollo cognitivo infantil.
El estudio de la Universidad de California en Davis evaluó a 2.062 niños de entre 9 y 10 años con asma para determinar cómo esta condición impacta en la memoria y otras funciones cognitivas. Los resultados revelaron que los niños asmáticos obtuvieron puntuaciones más bajas en pruebas de memoria episódica en comparación con aquellos sin esta enfermedad.
En una segunda etapa, se realizó un seguimiento a 473 niños durante dos años, observando que los casos de asma con inicio más temprano presentaban un desarrollo más lento en la memoria a lo largo del tiempo.
Según los investigadores, estos déficits podrían relacionarse con la inflamación crónica, que afecta la oxigenación y el flujo sanguíneo hacia el cerebro, alterando regiones clave como el hipocampo.
Puntos destacados del estudio:
El impacto del asma en la memoria resalta la importancia de abordar esta condición desde un enfoque integral. No se trata solo de controlar los síntomas respiratorios, sino también de considerar posibles efectos secundarios que podrían influir en el desarrollo cognitivo de los niños.
Según Nicholas Christopher-Hayes, autor principal del estudio, “en los niños con asma, el desarrollo de la memoria puede ser más lento, lo que podría afectar su aprendizaje y calidad de vida a largo plazo“. Además, los déficits detectados podrían aumentar el riesgo de problemas cognitivos más graves en la adultez, como la demencia.
Qué pueden hacer las familias y especialistas: