En vivo
Chat

MUSICA EN VIVO

00HS A 12HS

Musica 24/7

10 de julio de 2024

MUSICA 24/7

20 de julio de 2024

MUSICA

10 de julio de 2024
Chat
Loading the chat ...

Fracasó con el maracuyá y ahora produce cuatro tipos de paltas, fabricará bioinsumos y sumará el agroturismo



En un punto de inflexión, Luis Olea asegura que su historia es chiquita, con tropiezos, mientras reparte el tiempo entre su campo y la ayuda a los productores de la zona. Así como nunca lo avergonzó alzar la voz, tampoco dudó en reconocer que su primera producción había fracasado y debía comenzar de nuevo, escuchando a otros. “Desde chico me atrae la naturaleza y decidí estudiar agronomía”, recuerda, y cuenta que sus padres, conscientes de esa inclinación, decidieron comprarle un campo chico en Tafí Viejo. Claro que no sabía el desafío que sería hacer rentable esa pequeña superficie que hoy es Finca Ecotipa.

Del error también se aprende

Apalancado por un jefe de cátedra de la facultad, que le prestó un dinero, y acompañado por su mentor Marcos Foguet (quien le enseñó a mirar la agricultura de otra manera, llevando “la práctica a los libros y no los libros a la práctica”), intentó producir maracuyá. Tres heladas lo obligaron a tomar noción de los riesgos y asumir el fracaso. Tener que devolver la inversión lo llevó, transitoriamente, por un camino inesperado: el de la comercialización. Así, sin buscarlo, encontró lo que sería otro de los grandes objetivos de su proyecto: ayudar a otros productores. “La historia es linda, porque en vez de empezar desde la base hacia arriba, empieza dada vuelta”, reconoce Olea, quien luego de recibirse, comenzó a hacer cursos, como el de Aprovechamiento de Plantas Silvestres Comestibles, saberes que al adquirirlos fueron “como un cachetazo”.

Llegarían, luego (gracias a Jairo Restrepo y otras personas influyentes), los lineamientos de la agroecología, “eso que buscaba y no sabía que existía”, afirma el ingeniero, para quien “la agricultura orgánica es como el espejo de la agricultura tradicional”, pero más suelta y entramada a la vez. “Hay redes de distribución, ambiente, cultura, conocimientos antiguos”, afirma el emprendedor, quien decidió transformar su campo en Finca Ecotipa. Se convirtió, entonces, en un sitio donde nuclea productores agroecológicos pequeños y medianos para facilitar su distribución y visibilidad, pero reconociendo la individualidad. “Mi deber ser es embanderar la agroecología y llevar el mensaje a todos lados, logrando que la filosofía crezca cada vez más”, precisa, poniendo adelante a Conciencia Agroecológica (CoA), una asociación civil sin fines de lucro, de la que es secretario.

Muchos caminos para andar

Atento a los límites de su terreno y sin abandonar a los productores, Olea quiso llevar a la práctica en su campo las herramientas y los conocimientos aprendidos, incluso con la presencia de Restrepo, “el Mick Jagger de la agroecología”, lo que fue como “tocar el cielo con las manos”. A la par que ofrecían el curso, con certificación internacional, “El ABC de la Agricultura Orgánica” (enfocado a que los productores puedan hacer sus insumos), comenzó a producir sus propios productos. Hoy cuenta con cuatro especies de palta y asegura que Argentina podría tener su propia palta todo el año, si bien en su campo durante diciembre y enero no producen esa especie. Para él la Hass es una de las mejores por su cáscara dura y el hecho de comercializarse a otros países, “además de ser muy rica”.

En la finca, de alrededor de 9 hectáreas, también producen tomate de árbol (“que al ser autóctono está en armonía con el ambiente”), maracuyá, limones y rabanitos; tienen huerta agroecológica y gallinas felices (que pastorean); e, incluso, hay un monte que Olea no quiere sacar, porque entiende que le está dando un aprovechamiento productivo. Sin embargo, para el productor el argentino no es muy propenso al consumo de muchos tipos de frutas (a diferencia de Perú, donde “manejan 6 especies de palta”), lo que hace que ciertos tipos de cultivo tengan menor acogida. Incluso, revela que la mayor demanda viene por parte de personas de otros países que viven en grandes centros urbanos (como Buenos Aires o Córdoba), por lo que él comercializa afuera de Tucumán. A su vez, reconoce que la tracción de lo agroecológico está más dada por los consumidores; además de verse un impulso gracias a la industria de jugos y gaseosas, que hoy evita ciertos agroquímicos.

Una red cada día más sólida

Actualmente, la finca está en transición y experimentación para ser una biofábrica, que produzca sus propios insumos, y los resultados, hasta el momento, superan sus expectativas: “Se produce algo que no necesariamente tiene que ser más caro que en la agricultura orgánica, pero que sí es más barato de realizar. De esa manera, uno se inserta más cómodo en el mercado”. Afirma que Ecotipa es escuela y semilla para los, aproximadamente, 20 productores con los que se nuclea, hacia quienes siente una entrega total, al punto que está dispuesto a brindarles productos de su biofábrica y cambiar su producción para facilitarles el camino. “Primero están ellos, a quienes me debo, y después mi finca. Hay un vínculo humano”, asegura. Por eso, hoy elige expandir su producción hacia productos que no haya en su red, lo que lo está llevando, por ejemplo, a plantar mandioca, luego de una fase de prueba realizada el año pasado.

Si bien evalúa la posibilidad de arrendar cinco hectáreas más, que le permitirían completar la unidad productiva, se inclina por hacer algo rentable en un terreno chico y avocarse al agroturismo, teniendo en cuenta que el campo queda a 15 kilómetros del centro más poblado del norte argentino. “El objetivo final es ser una finca escuela, donde se capaciten productores o quienes quieran aprender de huerta, recibir personas de otras provincias”, dice el productor, que reconoce las características particulares de la provincia de Tucumán para tener una producción tan diversa, así como las ganas de innovar de su gente. “Ya les hice un acompañamiento comercial. Ahora toca el técnico-productivo”, augura, aunque no está solo en su cruzada, ya que sumó a su hermana Sofía en el sector contable y de logística, además de contar con el apoyo de su mujer Mariela, y de sus hijas Milagros y Felicitas.

Scroll al inicio
Enable Notifications OK No thanks