En los últimos años, el término ‘superalimento’ se ha utilizado para describir frutas, verduras, semillas y plantas que, por sus propiedades nutricionales, superan a los alimentos tradicionales en beneficios para la salud
Aunque la categoría es bastante discutible, un “superalimento”, en general, tiene un alto valor nutricional y es rico en antioxidantes, grasas saludables, vitaminas y minerales.
La lista de ‘superalimentos’ es amplia e incluye yogur, frutos rojos, semillas de chía, acaí, palta, frutos secos, pescado azul y algas marinas, entre otros.
A todos ellos hay que agregar la avena sativa, un cereal que se cultiva desde el año 4.000 a.C. en las llanuras de Asia Central y que alcanzó notoriedad gracias a la labor de los cuáqueros en América del Norte.
Qué es y cómo se toma la avena sativa
Considerada por algunos expertos como el mejor “superalimento”, la avena (Avena sativa) es un grano sin gluten rico en hidratos de carbono complejos, fibra soluble, vitaminas, minerales y antioxidantes esenciales, describe el sitio Bio Eco Actual.
Basta con decir que posee tiamina, riboflavina, niacina, vitamina B6, ácido pantoténico y folato, y vitamina E y K para mostrar su contribución al buen funcionamiento del organismo.
Además, de acuerdo a este medio especializado en alimentos ecológicos y saludables, la avena destaca por su contenido de varios minerales, como hierro, magnesio, fósforo, calcio, potasio, zinc, cobre, selenio y manganeso. Y su fibra (beta -glucano) ayuda a mejorar la digestión, aumenta la saciedad y reduce el apetito.
El sitio Medline Plus, por su parte, afirma que “la avena puede reducir los niveles de colesterol y azúcar en la sangre y ayudar a controlar el apetito al hacer que uno se sienta lleno”. El salvado de avena, las capas externas de las semillas, podría ayudar a evitar que el intestino absorba sustancias que pueden provocar enfermedades cardíacas, colesterol alto y diabetes.
“El salvado de avena y la avena integral se utilizan para las enfermedades cardíacas, el colesterol alto y la diabetes. También para la presión arterial alta, el cáncer, la piel seca y muchas otras condiciones, pero no existe una buena evidencia científica que respalde estos otros usos”, advierte el sitio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
De esta manera, confirma que como la avena es muy rica en fibra, consumir 3,6 g al día, reduce el riesgo de padecer alguna enfermedad del corazón. Además, puede reducir un poco el colesterol LDL (el “malo”), siempre que forme parte de una dieta baja en grasas saturadas.
Agrega que “una dieta rica en cereales integrales, como avena y salvado de avena, podría ayudar a prevenir la diabetes y ayudar a mejorar el control del azúcar en sangre, además de reducir los niveles de colesterol en personas con diabetes”. También da como posibles sus efectos en la reducción del riesgo de padecer cáncer de estómago.
La manera tradicional de incorporar la avena a la dieta es durante el desayuno, ya sea con leche o yogur. Pero conviene probarla en forma de panqueques, bolitas, galletas, muffins, cookies o barritas, porque se llevan muy bien con las frutas, como las manzanas. Hasta puede reemplazar al pan rallado como cobertura de una ingeniosa hamburguesa de salmón.