En vivo
Chat

MUSICA EN VIVO

00HS A 12HS

Musica 24/7

10 de julio de 2024

MUSICA 24/7

20 de julio de 2024

MUSICA

10 de julio de 2024
Chat
Loading the chat ...

quién es el empresario que se comió la banana de los 6 millones de dólares


“Muchos amigos me preguntaron por el sabor de la banana”. Millonario, trumpista y lujoso, Justin Sun quiso sumarle polémica a una obra por demás controvertida. El criptoempresario de 34 años convocó a influencers y periodistas a un fastuoso hotel de Hong Kong. Tras un breve discurso con su víctima a sus espaldas, Sun despegó la obra de la pared y se comió la banana delante de las cámaras. Sonrió, masticó y saboreó el plátano más caro, el de los 6 millones de dólares.

“Esta realmente muy bueno”, fue la reacción que escucharon en vivo y en directo los influencers y cronistas presentes en el Peninsula Hotel de Hong Kong. El gesto costó exactamente 6.240.000 dólares en una subasta que hizo casa Sotheby’s el 20 de noviembre. Esperaban obtener entre 1.000.000 y 1.500.000. Así es la inflación champán.

La instalación es conocida entre los especialistas y también para el gran público. Se trata de “Comedian”, cinta adhesiva sobre banana, obra del italiano Maurizio Cattelan. En realidad son tres bananas que el artista visual de Padova puso a rodar en 2019 y cuyas reacciones se viralizaron en un ensayo de la pandemia que vendría.

Video

El momento en que el empresario Justin Sun se comió una banana por la que pagó 6 millones de dólares

La obra conceptual debutó en Art Basel Miami en diciembre de aquel año. Allí expusieron dos plátanos, con instrucciones sobre cómo colgarlos de manera correcta. Una tercera fue obsequiada al Museo Guggenheim, en Nueva York.

La banana se hizo meme. Dividió aguas en el mundo del arte, entre quienes celebraron la obra por provocadora y por cuestionar los valores del mercado; y quienes parecieron escuchar el galope del apocalipsis. Incluso hubo acusaciones de plagio, que fueron descartadas.

Justin Sun, al lado de “Comedian”, la obra de arte rica en potasio. Foto: Justin Chin/Bloomberg

Si aquella irrupción de la banana -catapultada al arte pop por Andy Warhol y popularizada en el álbum The Velvet Underground & Nico– fue considerada por algunos expertos como una tragedia, este segundo capítulo fue de digestión fugaz. En el arte, ni siquiera causó retortijones de tránsito lento.

En realidad, ya otras dos personas se habían alimentado con ejemplares de “Comedian”, aunque en circunstancias diferentes. En 2019, el artista de performance David Datuna sacó el fruto de la pared y, como quien está en la cocina de su casa, le hincó el diente. En 2023 el estudiante surcoreano de arte Noh Huyn-soo argumentó que se había saltado el desayuno y que tenía hambre. Y también se la comió.

Uno provocó escándalo por la novedad; el otro, sacó sonrisas por el ingenio con el que justificó el mordisco. Parecieron darle la razón a Cattelan: no importaba la banana, nada más la prohibición. Lo suyo fue gratuito. La aventura de Sun costó media docena de millones. La resonancia, limitada, fue el tintineo de las monedas.

“Muchos amigos me han preguntado por el sabor de la banana. Para ser sincero, para una banana con tanta historia, el sabor es naturalmente diferente al de una común. Pude percibir un indicio de cómo podrían haber sabido las bananas Big Mike de hace 100 años”, continuó, en las redes sociales, su función pour la galerie el criptobro nacido en China.

La hora del despegue: Justin Sun desmonta la banana de la pared. Foto: Justin Chin/BloombergLa hora del despegue: Justin Sun desmonta la banana de la pared. Foto: Justin Chin/Bloomberg

De Picasso a la tecnología blockchain: la justificación del atracón

La ceremonia fue presentada como una “conferencia de prensa de alto impacto”. Duró algo más de media hora y se transmitió por las redes de Sun. “Sí, es verdad. Me comí la banana de los 6,2 millones”, tituló la transmisión en YouTube. Su discurso incluyó una lección sobre la panzada potásica y la historia del arte, un subtitulado al ritual de la fruta chanfleada.

“La banana en tanto fruta de nuestra vida cotidiana es diferente a la banana como obra de arte. La obra de arte alcanza cierto consenso entre los seres humanos y es también un medio de expresión”, peroró.

Quiso ser más gráfico. “Por ejemplo, Picasso inventó algunas obras de arte y después nosotros vamos a las subastas y obtenemos un retrato de Picasso. Tal vez él no gastó mucho dinero en hacer la obra, apenas invirtió en algunos materiales”, reconstruyó Sun sobre el pintor español, cuyo “Les femmes d’Alger” se vendió por 180 millones de dólares hace una década.

“Sin embargo”, siguió el magnate, “el valor proviene de la técnica de la pintura y de las ideas como una cultura que él quería expresar. Ese es su valor. Así que si pensamos de una manera conceptual, ¿por qué la gente le da importancia a la banana pegada a la pared? En perspectiva, tiene una valoración similar a los retratos y las pinturas de Picasso”.

En realidad, los poco más de 6 millones de dólares que desembolsó se parecieron más a una planificada jugada de marketing. Sun no ahorró referencias al mercado en el que de verdad pisa fuerte, el mundo cripto, y comparó la obra que iba a deglutirse con el arte NFT y la tecnología blockchain descentralizada.

“La mayoría de estos objetos e ideas existen como propiedad intelectual y en internet, en lugar de algo físico”, explicó el fundador de la criptomoneda Tron (acusada de fraude y violaciones a la ley de valores por la SEC), que hace nueve días recibió la banana, la cinta, un certificado de autenticidad e instrucciones para sustituir el plátano cuando éste empiece a pudrirse.

Trump, el edén anarcocapitalista no reconocido y la promesa de las 100 mil bananas

Justin Sun pela la banana. Foto Justin Chin/BloombergJustin Sun pela la banana. Foto Justin Chin/Bloomberg

Esta misma semana Sun anunció una inversión de 30 millones de dólares en World Liberty Financial, una plataforma de préstamos e inversiones en criptomonedas en la que tiene intereses Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos. La plataforma espera que la suma, casi equivalente a un ramillete de cinco bananas, le dé energía tras el estreno en octubre.

Ese mismo mes pasado, a Sun lo proclamaron primer ministro de Liberland, tras una elección con tecnología blockchain. No fue su debut diplomático: ya había representado a Granada en la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Liberland es una micronación libertaria fundada en 2015, dispone de 7 kilómetros cuadrados sin dueño entre Croacia y Serbia y, dicen quienes se aventuraron más allá de la frontera, tiene población nula. No cuenta con reconocimiento internacional, pero sí despierta el interés del Instituto Juan de Mariana, la misma entidad que, deslumbradada por el primer presidente anarcocapitalista del mundo, premió e hizo llorar a Javier Milei en una ceremonia en Madrid.

Justin Sun le pega un bocado a la banana de los 6 millones de dólares. Foto: Justin Chin/BloombergJustin Sun le pega un bocado a la banana de los 6 millones de dólares. Foto: Justin Chin/Bloomberg

Aquella mención del autor del tentempié a Big Mike, como se conoce a una famosa variedad de bananas difundida a inicios del siglo XX, volvió a exponer las venas abiertas de la industria. Sun, con una fortuna estimada de 1.500 millones de dólares, adelantó en la red social X que le comprará 100 mil plátanos al vendedor del que salió la fruta original antes de convertirse en la última obra de arte deglutida por el mercado.

“No hay ganancias con la venta de bananas”, le dijo a The New York Times Mohammad R. Islam, que atiende el puesto ubicado fuera de la casa Sotheby’s, después de hacer un rápido cálculo mental sobre cuánto se lleva cada eslabón, del productor al vendedor, del vendedor al artista, y del artista al criptobocado de los 6 millones.

Justin Sun saborea la banana que es una obra de arte. Foto: Justin Chin/BloombergJustin Sun saborea la banana que es una obra de arte. Foto: Justin Chin/Bloomberg

“Comerla durante una rueda de prensa también puede formar parte de la historia de esta obra de arte”, explicó Sun su eructo del viernes.

Un rollo de cinta adhesiva y una banana fueron los souvenirs con los que despidió al público, invitado para que lo pescaran in fraganti.

Mientras el bolo rodaba en su interior, Sun se fue de la fiesta. Acaso salió a buscar otra provocación de Cattelan, un inodoro de oro macizo que el italiano expuso bajo el nombre “América”. Pero no hubo forma de encontrarlo: se lo robaron en septiembre de 2019.



Source link

Scroll al inicio
Enable Notifications OK No thanks